El leñador Peñalosa regresa [actualizado]
40 árboles en peligro inminente del parque Japón
Al volver de vacaciones, los vecinos de la cabrera y chicó se encontraron con que la administración avanzó sin tener en cuenta sus reparos y el enfático rechazo en la pretensión de adelantar la tala y traslado del 50% de los árboles en el parque Japón para acomodar un diseño con una cancha sintética y otros elementos duros. El año pasado les dijeron mentirosamente que era sólo un diseño, que no había siquiera plata para contratarlo y que querían mejorar el parque con la participación de la comunidad. Pero llegó 2019 y nos enteramos en una reunión improvisada organizada en vísperas del puente de reyes que el contrato de la adecuación del parque había sido adjudicado en diciembre, sin siquiera haber socializado adecuadamente el diseño por su puesto sin participación efectiva de la comunidad. En la misma, se comprometieron a citar a una nueva reunión en cabeza del IDRD para esta semana, pero no ha ocurrido.
La Secretaría de Ambiente de Bogotá -SDA, bajo la tutela del alcalde Enrique Peñalosa, autorizó la tala de 33 árboles y el traslado de 7, para una pérdida total de 40 (cerca de la mitad de árboles del parque). Es increíble que la secretaría junto al Jardín Botánico y el IDRD pretenda justificar la obra alegando interferencia con la obra, cuando la obra hasta lo que se ha socializado todavía no está aprobada. Es la confirmación de un talante autócrata del alcalde como lo llamó la columnista María Isabel Rueda, con el que desconoce y desaprovecha las bien organizadas comunidades.


Lo más grave de todo el asunto, es que en este como en otros varios casos presentados en la ciudad, la misma SDA dice que no hay ningún árbol en alto riesgo. ¿Cuál es entonces el afán en talar?, y ¿por qué rechazaron la solicitud de la comunidad organizada para aplazar la reunión para un horario debido?
Peñalosa reincide en el error que ha levantado ampolla en la ciudad. La participación no puede relegarse a la simple socialización de decisiones ya tomadas, y la renovación de parques en Bogotá no puede siempre significar la tala de árboles y más cemento cuando el resto del mundo hace lo contrario.

En el caso del parque el Japón hay un antecedente importante. Hace unos años, eran los vecinos del sector los que se encargaban del mantenimiento preventivo de los árboles del parque y de la hermosa calle llena de árboles que desde este sale de este en dirección sur-occidente. Ahora, el Jardín Botánico no se los permite (lo que en principio es normal, cosas como esas idealmente deberían asumirlas las instituciones), pero tampoco asume la tarea, dejando los árboles deteriorarse. Los vecinos sospechan y nos parecen las sospechas razonables, que se trata del negocio que existe en la ciudad con la tala, siembra y resiembra de árboles, y el endurecimiento de zonas urbanas.
@EnriquePenalosa sigue con su narrativa de que los vecinos del Virrey simplemente no queremos que vengan otros estratos a nuestro “parquesucho” que disfrutamos desde nuestras ventanas, y que decimos no a todo. Pero aunque el bien sabe, aquí le recordamos a qué le apostamos. 👇 pic.twitter.com/M464AE88le
— Grupo Ecomunitario (@GrpEcomunitario) January 9, 2019
Casos como este, o el del parque El Virrey o la carrera novena son el abrebocas de lo que se nos viene con las «grandes» obras de Peñalosa. Por ejemplo, con la troncal de TransMilenio por la Séptima perderemos 2.224 árboles, y con el metro elevado al menos otros 2.000. Los bogotanos debemos estar alerta y dispuestos a movilizarnos.